No se trata de encasillarnos en generar un cambio en los hábitos de compra de las personas; en si es difícil o no. Cada persona va transformando sus hábitos de acuerdo a lo que vive, necesita y espera. Lo importante es garantizar y generar confianza en el camino de esa transformación, generar un espacio donde las personas perciban que se está cumpliendo con la expectativa que se tiene o que se va creando.
Una cultura de la confianza
La sicóloga afirma que la base “es muy cultural”. El colombiano promedio prefiere estar seguro de tener el dinero y adquirir personalmente sus artículos en lugar de requerir o usar un intermediario para ello. “La misma historia del país y lo que llamamos la cultura de la ‘Malicia indígena’ nos han convertido, si es que no lo hemos sido siempre, en una sociedad altamente desconfiada; consideramos que el otro nos puede engañar y por ende la confianza en las personas inclusive en sistemas de información y empresas no ha tomado gran fuerza en culturas latinoamericanas, en donde primero se piensa en el ingreso económico y luego en la reputación”.
Sin embargo, no todo es negativo, la apertura de mercados en línea, la publicidad y los altos niveles de consumo han abierto un poco la mentalidad y poco a poco el hábito de compra se va transformando, sobre todo cuando el consumidor se da cuenta que el mercado on-line es mucho más práctico y además entiende que existen parámetros legales y de seguridad que lo respaldan.
En línea con la anterior afirmación, lo importante es empezar a transformar hábitos desde la confianza, garantizar al consumidor la seguridad de sus compras y la confidencialidad de sus datos, a medida que las personas van retomando el camino de la tranquilidad en la adquisición de bienes y servicios se va abriendo paso un consumo masivo mucho más práctico que el tradicional, es decir, la propia cultura se va transformando y por ende la mentalidad y la percepción del consumidor también.
Las empresas que se dedican a este nuevo modelo de negocio, de compras y ventas, primero deben preocuparse por posicionar un nombre, una imagen, un servicio honesto y responsable para luego convencer a sus públicos con hechos reales, no solamente con simples promesas de consumo y de ahorro.
Transformación en los hábitos tradicionales
Educar antes de vender debe ser la prioridad de las empresas o compañías que como Aeropost, por ejemplo, muestran o tratan de convencer a sus públicos en un cambio o transformación de un hábito tradicional como lo es el del comercio, el de la compra y la venta. El comercio evolucionó pero la gente no lo entiende y es allí en donde las empresas y los medios tienen responsabilidad.